“A México le urge la esperanza y las reservas son muchas”: Carlos Sandoval e Ivannia Villalobos

Desinformémonos

Casa en tierra ajena, el documental que retrata las historias y sueños de miles de personas que han decidido migrar desde Centroamérica hacia Estados Unidos, recupera las voces de quienes se han quedado en sus países intentando transformar su realidad.  Casa en tierra ajena plantea el derecho a no migrar, pero también el derecho a hacerlo. 
En días pasados, Casa en tierra ajena llegó a México para su presentación. El equipo formado por Carlos Sandoval García, Ivannia Villalobos, Santiago Martínez y David Ramírez estuvo en el Ágora del Centro Universitario Cultural (CUC), en donde el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria O.P. y la Rosa Luxemburg Stiftung México (RLS) les dieron la bienvenida a través del doctor Miguel Concha Malo y Sandy El Berr, directora de la RLS.

Después de la presentación del documental con una sala llena, el equipo de trabajo platicó con Desinformémonos: 

Carlos Sandoval García, investigador y académico de la Universidad de Costa Rica, y de cuyo libro No más muros, migración forzada en Centroamérica, es el punto de partida para la realización del documental, plantea que este busca posicionar el derecho a no migrar y pregunta: ¿porqué la gente tiene que ver a la migración como su única opción de vida?.
“Hace 30 años, Centroamérica estaba en guerra, y el mundo miraba hacia allá. Ahora el mundo tiene la mirada puesta en Siria, en Libia, en Afganistán, pero Centroamérica vuelve a estar en guerra. Hoy estamos en una guerra social en la que la posibilidad de una salida política está muy lejana.  Esta es una enorme interrogante y angustia sobre la que el documental trata de reflexionar”, señala Carlos.
Sin embargo, “el documental nos ha puesto enfrente un México distinto y profundo que hace posible que el viaje de las personas centroamericanas sea recibido con hospitalidad y solidaridad. Esta es una oportunidad para agradecerle a la sociedad mexicana el enorme apoyo que se da a los migrantes en medio de la mezquindad de esta época y de las clases políticas que nos gobiernan”.

A la pregunta de porqué el nombre de Casa en tierra ajena, cuando sabemos el infierno que significa la ruta migrante en México, Carlos Sandoval añade: “en medio de las dificultades en las que las personas abandonan sus países, a pesar de todo, cuando llegan a México, país del que conocen relativamente poco y no imaginan la violencia cotidiana, una de las sorpresas que más agradecen es el cariño que reciben del pueblo humilde y generoso que constituye una buena parte de la sociedad mexicana”.

“Una de las partes más hermosas del documental es cuando Darío, un hondureño que viajó de Tapachula a Saltillo sin más apoyo que una bicicleta y una pequeña carpa para cubrirse en la noche, dice que él, que creció en las calles en Honduras, siente que encuentra su casa en Saltillo, la casa que no tuvo. En medio de la violencia y el infierno con el que ha veces se califica a México, sobre todo el norte y el noreste, que son particularmente violentos y es por donde cruzan muchos de los centroamericanos, hay lugares generosos, hospitalarios, solidarios”, subraya Carlos. 
“Esto debe enorgullecer mucho a la sociedad mexicana. El pesimismo paraliza y convierte todo en derrota”, señala el doctor Sandoval, especialista en comunicación social: “Creo que a la sociedad mexicana le urge la esperanza, y lo que se ve en este documental es que las reservas son muchas”.

Ivannia Villalobos Vindas, productora audiovisual de la UNED, y directora de Casa en tierra ajena, explica que “en el documental se parte de la necesidad de posicionar el derecho a migrar y el derecho a no migrar. Es por ello que las y los protagonistas son las personas que se enfrentan al drama de la migración forzada; principalmente aquellas ubicadas en el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador). Los protagonistas son también quienes se quedan en sus países luchando por la transformación social para una vida digna. También logramos retratar a aquellos que se solidarizan con las personas migrantes en el camino. Son historias que debemos conocer para comprender las verdaderas dimensiones de la emergencia humanitaria de la migración en Centroamérica”.
Villalobos, la directora del documental y parte de la fotografía, comenta: “Uno de los grandes aprendizajes de este proceso es que podemos vernos como región. En Costa Rica, la información que tenemos de Centroamérica y de México es acaso sobre el fútbol y parte de su producción televisiva, pero no conocemos el tema de la migración en tránsito y las causas que obligan a la gente a migrar. Tampoco conocíamos a ese otro México solidario. Por eso, para nosotros el reto ahora es seguirnos pensando como una gran región”.
Ivannia Villalobos añade: “El documental, en su grabación, estuvo cargado de un sinsabor por todas las violaciones de derechos humanos y vulnerabilidad que enfrentan los migrantes, pero también está la posibilidad y el gran aprendizaje del México solidario, de las casas para migrantes, de la gente que no da lo que le sobra, sino que da lo que tiene. En esa humildad, en el reconocimiento del derecho a que todas las personas tengan una vida digna”.

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